¿Por qué es importante clasificar los embriones en un tratamiento de fecundación in vitro?

La finalidad de un tratamiento de Fecundación in vitro, sea con ovocitos propios de la paciente o con ovocitos donados, es la generación de un número adecuado de embriones de la mejor calidad posible.

 

Cuando los pacientes llegan a las consultas de Clínica Nida, muchos ya se han informado sobre los posibles tratamientos, los procesos e incluso se “auto diagnostican” gracias a toda la información que se encuentra en internet. Lo que muchos de ellos no saben, es que hay un proceso concreto y fundamental en el éxito del posible embarazo que transcurre en el laboratorio de embriología de Nida: la selección embrionaria.

 

Cuando nuestro equipo de biólogos atiende a nuestros pacientes, les informan del desarrollo y de la calidad de sus embriones. Existen varios tipos de clasificaciones de calidad embrionaria. Algunas se basan en la valoración de una serie de parámetros morfológicos como el número de células, su simetría, su disposición, el porcentaje de fragmentos. Otras miden los tiempos de división de las células del embrión (cinética) y su evolución durante los cinco o seis días de incubación. Lo más importante es que todas estas clasificaciones se relacionan con la capacidad de cada embrión para implantar y dar embarazo, que es lo que permite elaborar al equipo de biólogos un ranking, afinando la selección del embrión con más posibilidades, que será el escogido para su transferencia al útero de la paciente.

La clasificación más empleada en España es la escala que va desde embriones tipo “A”  de máxima calidad, a embriones tipo “D”, de calidad muy baja.

Los embriones catalogados como tipo “A” o de máxima calidad, tienen, estadísticamente, la mejor probabilidad de implantar. Obviamente, esto no garantiza en ningún caso el éxito del tratamiento ya que un embarazo no depende exclusivamente del embrión.  Así, una correcta transferencia embrionaria, la receptividad del endometrio y otros muchos factores, algunos desconocidos aún, juegan su papel en la consecución del embarazo.
Eso sí, es importante resaltar el hecho de que los embriones catalogados de baja calidad como los tipo C o incluso tipo D, también tienen capacidad de implantación. Aunque la estadística no juegue a su favor y su capacidad de implantar sea inferior a la de embriones de mejor calidad, estos embriones también generan embarazos.
La conclusión final es que cualquier embrión viable, que demuestre que evoluciona, independientemente de su calidad morfológica, tiene posibilidades de generar un embarazo.