¿Hijos? Sí claro… ¡Pero dentro de unos años!… El gran problema de retrasar la maternidad.
¿Cuántas veces hemos escuchado estas palabras? ¿O incluso las hemos pronunciado nosotros mismos?. Actualmente en la treintena nos vemos jóvenes, nos sentimos jóvenes y dentro del ciclo vital humano, aún somos “jóvenes”. Sí, con comillas. Porque lo cierto es que sí somos jóvenes, pero ya no tanto, sobretodo en cuanto a lo que la maternidad se refiere.
La edad es el factor que más influye (con mucha diferencia) en el tema reproductivo. De hecho, lo más frecuente en nuestras consultas reproductivas, a la hora de explicar los resultados de las pruebas a la pareja (estudio básico reproductivo que solicitamos en las primeras visitas), es que informemos de que “ESTÁ TODO BIEN”. Y a esta afirmación suele seguir la siguiente frase: “entonces doctor no lo entiendo”. Es en ese momento cuando con el adecuado tacto y sensibilidad debemos explicar a la pareja la influencia de la edad en la tasa de gestación evolutiva y de un niño sano en casa, tanto de manera natural como con técnicas de reproducción asistida. Siempre sin asustar, porque la verdad, es que hoy en día es raro no conseguir la gestación. Existen herramientas para valorar la “prisa” que se tienen que dar las parejas para intentar la gestación, así como hacer “un plan” comentando las distintas opciones con sus respectivas probabilidades de éxito.
En nuestra práctica clínica diaria, cada año crece el número de parejas (en su mayoría por encima de los 35 años), preocupados y sorprendidos de la dificultad para “quedarse embarazados” (esto es cosa de 2 habitualmente), y es que tendemos a pensar “a mi no me va a ocurrir”.
A partir de los 35 y sobre todo, después de los 40, las posibilidades de gestación pueden ser menores debido a la disminución de la cantidad y calidad de los óvulos. Estas células no se “producen” todos los meses, sino que las mujeres nacen con aproximadamente un millón de ellas en los ovarios, y a lo largo de la vida fértil se ovulan sólo entre 400 y 500. Esto significa que los óvulos con el tiempo envejecen y disminuyen, por lo tanto, cuando se acerca la cuarta década, la salud reproductiva no es óptima como lo era en la primera juventud.
Hoy en día el inconveniente reside en las numerosas razones que llevan a las mujeres a dejar para más adelante el deseo de ser madres. Y algo que personalmente veo muy frecuentemente en las consultas es el tiempo que pierden las parejas por temor a que un bebé, y todo lo que su cuidado conlleva, complique otros objetivos de la vida, como desarrollar una carrera profesional, vivienda ideal, tener pareja estable o viajar. Esto diferencia a nuestra generación de la de nuestras madres y abuelas, que probablemente a los 20 ya tenían uno o más niños o por lo menos ya lo comenzaban a intentarlo. No es raro en mi consulta la frase: “doctor, ya mi madre tardo 6 años en quedarse embarazada de mi”, efectivamente, puede ocurrir, pero no es lo mismo empezar a intentar gestación a los veinte y pico, que a los treinta y pico, que a los cuarenta y pico.
Esta realidad a la que se enfrentan las mujeres no debe significar que se deba renunciar a las metas personales y profesionales, ni mucho menos a la idea de ser madres. Se trata de abordar la decisión con conciencia de que el reloj avanza, equilibrando el trabajo y las aspiraciones de realización personal. Lo ideal es HACER UN PLAN CON LA ADECUADA INFORMACION.
Si bien es normal tardar hasta un año en quedarse embarazada de forma natural, a partir de los 35 años de edad de la mujer, es recomendable consultar al médico tras 6 meses de búsqueda sin éxito.
Existe una variedad de técnicas de reproducción asistida que va desde opciones de baja complejidad, como la inseminación artificial, (mediante la cual se depositan espermatozoides seleccionados directamente en el útero, con un procedimiento mínimamente invasivo) hasta las de alta complejidad, tales como el ICSI y la Fecundación in Vitro (en las cuales se forman los embriones en el laboratorio y luego son transferidos al útero).
En casos de edad mas avanzada (sobre todo por encima de los 40 años), se puede recurrir a la ovodonación, una alternativa mediante la cual se puede vivir también la maravillosa experiencia del embarazo.
En conclusión, aconsejamos no dejar de lado ninguno de los sueños que se nos presentan a lo largo de los años, pero incluir siempre el deseo de ser padres en la planificación de nuestra vida, para poder abordarlo con salud, conciencia y alegría.
Dr. Roberto Reboredo